El contraste e intensidad de los sabores que se mezclan en la salsa es impresionante, notaréis el sabor del pescado, del vino, las setas y las verduras. Y ninguno de los ingredientes desentona, sino que se van compenetrando e integrando, hasta hacernos sonreir.
Comenzamos preparando un fondo de verdura, picando bien la zanahoria, la cebolleta, el tomate y el pimiento, que una vez salpimentados, freiremos lentamente hasta que estén bien pochados.
Sobre esa base, freiremos también las tajadas de rape, retirándolas una vez estén hechas. El rape habrá soltado mucha agua como veis en la foto de la derecha.
Reservamos las tajadas de rape, y en la sartén que tiene la verdura y el agüilla del pescado, añadimos el vino blanco, que dejamos evaporar un poco, un vaso de caldo de pescado, y casi toda la nata líquida
Dejamos reducir un poco y lo trituramos con la batidora hasta conseguir una cremita, que reservamos.
Mientras en otra sartén, rehogamos el boletus troceado, con una mínima cantidad de aceite hasta que está hecho.
Añadimos un poco de nata líquida que habíamos guardado y la hacemos reducir hasta que se vuelve oscura y espesa. Reservamos.
En una cazuela de barro, ponemos un fondo de la salsa que pasamos por la batidora, y sobre ella disponemos las tajadas de rape.
Cubrimos con el resto de la salsa, y ponemos en la parte superior la mitad de los boletus y su salsa.