Parece ser que uno de los secretos de los boquerones es, como dice mamá, lavarlos muy bien lavados para que queden bien blanquitos y, como donde hay patrón, no manda marinero, pues ale!,a darles agua a los susodichos hasta que ésta salga bien limpia.
Después se pone en un tuper el agua, el vinagre, el zumo de limón, los dientes de ajo con piel y partidos por la mitad, el laurel y sal al gusto. A continuación se introducen los boquerones en esta mezcla y se guardan en la nevera durante 24 horas aproximadamente.
Una vez pasado este tiempo se sacan, se escurren bien y pasamos a ponerlos en otro recipiente donde iremos colocándolos de la siguiente forma: Pondremos una capa de boquerones, echamos por encima un buen chorro de aceite de oliva y a continuación ponemos ajo picado y perejil.
El ajo puede ser, o bien el que hemos utilizado anteriormente para la mezcla de agua y vinagre cortado muy pequeño, o ajo del que compramos en especie que viene ya en polvo (según gustos). Así colocamos todos los boquerones por capas y después los metemos en el congelador durante 48 horas mínimo (por aquello del anisakis)
Pasado este tiempo los sacamos del congelador y ya están listos para consumir. A la hora de consumirlos se les escurre un poco el aceite y se sirven según gustos.