Limpia el pollo y quita la piel. Bate los huevos con el zumo de medio limón, el romero, sal y pimienta. Añade los trozos de pollo y deja macerar unos 20 minutos.
Bate tres cucharadas de aceite, la harina, una taza de agua tibia y una pizca de sal, hasta conseguir una pasta homogénea. Si está muy clara, añade un poco más de harina.
Deja reposar una media hora. Escurre los trozos de pollo y pásalos por el pan rallado y fríelos en el aceite bien caliente, dando la vuelta varias veces para que se frían bien por dentro.
Limpia el calabacín y corta en tiras. Bate la clara a punto de nieve clara y mezcla con la pasta preparada anteriormente.
Introduce las tiras de calabacín en ella y fríelas en la sartén con aceite caliente, hasta que estén doradas. Sirve el pollo con los calabacines calientes.