Cortamos el tomate en rodajas no muy finas. Cogemos un cortapastas un poco mayor que las rodajas y hacemos círculos con la masa de hojaldre estirada. Ponemos el horno a precalentar a 200º. En la bandeja ponemos un papel vegetal, colocamos los círculos de hojaldre separados, encima disponemos las rodajas de tomate y le pegamos los bordes de la masa al canto del tomate, para que quede recogido. Lo salpimentamos un poco y le añadimos orégano. Encima echamos una montañita de queso rallado, que quede centrado y lo coronamos con un par de anchoas. Bajamos la temperatura a 180º y horneamos hasta que se dore el hojaldre. Es una receta sencilla y el resultado me ha encantado porque parecen pizzas muy delicadas, repetiré seguro con diferentes ingredientes.