Primero limpiamos los chipirones, es una tarea ardua y algo desagradable... Fuera la boquita, las patas, la piel, los restitos interiores y la pluma, un poquito de fairi para quitarnos el olor a marisco de las manos y ¡listos! Bueno, quedaría cortar los chipirones en tiras, para dejarlos como un tallarín. Las patas las guardamos para hacer un caldo de pescado, ¡por ejemplo !
Cortamos la cebolla dejándola bien picadita y partimos las vieiras en trocitos como el de la foto (una moneda de 1 euro).
En una sartén, con un chorrito de aceite, pochamos la cebolla y rehogamos los chipirones (echamos sal y una pizca de pimienta negra). Añadimos el tapón de brandy, cuando se evapore el alcohol añadimos el agua y cocinamos hasta que se reduzca la mezcla. Reservamos.
Ya tenemos cortadas las vieiras, por lo que picaremos los kikos con una picadora, los colocamos en un plato y rebozamos las vieiras (sin huevo). Ponemos una sartén con abundante aceite y freímos. Veréis que olorcito a maíz tostado desprende, ¡es delicioso !
Para emplatar lo podemos servir en vasos de chato, colocando primero una base de tallarines de chipirón, encima podremos unas cuantas vieiras y decoramos con cebollino y crujiente de calabaza, para dar colorido.
¡Os recomiendo que lo probéis, es un entrante muy original y exquisito!