La semana pasada compré un bogavante en el Carrefour, 9 euro la unidad... estaba vivo, me fijó y fue amor a primera vista.
Hay que decir que me da una pena tremenda matar y cocinar langostas o bogavantes. Llegué a casa, lo puse en agua temblada para matarlo y lo puse en el congelador (ya sé que estaréis pensando: pero, ¿porqué no comerlo fresco?). Era el puente del 1 de Noviembre y habían venido unos amigos de Italia y no pude cocinarlo el mismo día, pero sí al siguiente.
Puse el bogavante en una olla, con puerro, cebolla y apio para sacar un caldo.
Lo dejé hervir durante unos 15-20 minutos, mientras tanto, en una sartén, puse las almejas con un poco de vino blanco, para que se abriesen: saqué las almejas de la conchas y conservé el líquido.
Simultáneamente, en una cazuela de barro empezaba a preparar la base del risotto: 3 cucharadas de aceite, un diente de ajo entero aplastado (luego se quita). Cuando se dora el ajo, se añade el arroz y el líquido de las almejas y se deja tostar unos minutos. Se va añadiendo el caldo a medida de que haga falta y se dispone el bogavante junto, para que coja sabor.
Se completa la cocción, unos minutos antes, se retira el bogavante y se incorporan las almejas y unas hojas de albahaca.
Se parte por la mitad el bogavante y se sirve con la ración de arroz.
Recomiendo un cava brut o un vino blanco seco. Un saludo!
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Parfait