Lo primero que haremos será poner la gelatina a remojo, para ello, cogemos las láminas de gelatina y las ponemos a hidratar en agua fría.
Vamos a derretir en el microondas 45 gramos de mantequilla y una vez derretida la reservamos.
A continuación trituramos las galletas, yo las voy a triturar con un procesador de alimentos pero si no tenéis no pasa nada, metéis las galletas en una bolsita y con la ayuda de un rodillo o de un vaso las vais machacando.
Una vez que las galletas están bien trituradas, las pasamos a un recipiente y le añadimos la mantequilla que teníamos derretida. Mezclamos bien.
Ahora pasamos las galletas al molde donde haremos la tarta le e puesto en la base del molde papel de horno para que a la hora de desmoldar sea más fácil desmoldarlo. Repartimos bien las galletas por toda la base y con la ayuda de una lengua o cuchara vamos presionando para que las galletas queden bien compactas. Lo metemos en el congelador unos minutos.
Ahora en una cazuela añadimos el queso crema, la nata líquida, el azúcar y vamos calentando a fuego medio hasta que se derrita el queso y los ingredientes estén bien integrados. Vamos removiendo de vez en cuando.
Una vez que el queso y los demás ingredientes están bien integrados, añadimos las láminas de gelatina bien escurridas. Y removemos hasta que se derritan.
Ahora sacamos el molde del congelador y añadimos el relleno. Dejamos que repose a temperatura ambiente unos minutos y después la metemos en la nevera unas 6 horas más o menos o si es de un día para otro pues mucho mejor.
Ahora procedemos a desmoldar la tarta con cuidado. Y una vez desmoldada le ponemos la mermelada que más os guste por encima.