Lo primero que haremos será poner el día anterior los garbanzos a remojo y con una cucharada de bicarbonato, lo dejamos de 8 a 12 horas. Se tira el agua, se enjuaga y se vuelve a poner agua fría, cocemos los garbanzos con el puerro, una cebolla y la hoja de laurel, yo lo hice en la olla rápida, unos 30 minutos.
En una sartén con un pelín de aceite de oliva se fríe el trozo de pan que previamente habremos cortado en dos rebanadas, se retira, las almendras ( cuidado que no se quemen), se retiran, los dientes de ajo, pelados y enteros, también se retiran y se reservan.
En este mismo aceite se fríe la cebolla que queda muy bien picada, a fuego más bien bajo, para que quede muy bien pochada. Mientras, todo lo que hemos frito se pone en un mortero grande, junto con dos de las yemas de los huevos duros y los cominos, se machaca bien, si vemos que no podemos y que nos queda muy grueso, podemos hacerlo con la batidora de mano, ayudándonos con un poco de líquido, pero a mí me gusta como queda con el mortero.
Cuándo la cebolla esté pochada del todo, se echa la pizca de azafrán, se da unas vueltas, para que suelta todo el aroma y se aparta del fuego.
Ahora sólo queda colar los garbanzos, reservando el caldo de la cocción, los ponemos en una olla junto con la cebolla y el majado y le vamos echando el caldo hasta que quede a nuestro gusto, en mi casa nos gusto trabadito, le echamos las espinacas, y dejamos cocer a fuego lento unos diez minutos, o hasta que veamos que estén listas. Troceamos las claras de los huevos y el huevo duro que nos quedaba y listo para comer!!!