Esta receta es tradicionalmente consumida durante las fiestas de San Juan, en junio, pero su delicioso sabor y su textura irresistible la hacen ideal para disfrutar en cualquier época del año. Sin duda, una opción perfecta para los amantes de la repostería casera y tradicional.
En primer lugar templamos la leche en el microondas y echamos la levadura, tapamos el vaso en papel de plata y apartamos.
Yo dispongo de una máquina amasadora, pero también la he hecho a mano y el sistema es igual, poner la harina, hacer un hueco en el centro y echar el resto de ingredientes: los 2 huevos, el azúcar, el agua de azahar, la mantequilla reblandecida, la sal, las ralladuras y por último la leche con la levadura, amasar perfectamente, y si queda demasiado pegajosa, ir echando puñaditos de harina, hasta que se despege del mármol, si tiene un punto pegajoso al terminar, no importa, pero no debe quedar dura, sino suave al tacto.
Poner la masa en un bol, tapar con un paño y dejar reposar una hora para el levado.
Después que la masa leve, poneros un poco de aceite de oliva en las manos y poned la masa en la fuente de horno con un papel de cocina debajo, extended la masa poco a poco, que parece que se encoje cuando estiráis pero se va quedando en la forma que le déis, así que paciencia. Cuando la tengáis con la forma ovalada o redonda, la pintáis con el huevo batido, (que sobra de los tres que he puesto en los ingredientes), y con el mango de cualquier utensilio de cocina redondeado, hacéis surcos en forma de rejilla.
Poned la crema pastelera en una manga o bolsa de congelar , practicáis un boquete y extended la crema por los surcos. Después decorar a gusto. Yo he puesto cerezas, gajos de naranja y piñones.
Y al horno precalentado a 175º durante 30/35 minutos.
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