Se cortan las pencas, quitándolas de las acelgas y se lavan bien. Se parten en rectangulos de aproximadamente de 4 ó 5 centímetros de longitud, siendo el ancho el que tenga la propia penca. Se corta el jamón y el queso en trozos de igual tamaño que los rectangulos, dejando el queso por dentro.
Se reboza, primero en pan rallado y después en huevo batido, y se frien. Si fuera necesario se sujetan por los bordes con palillos, que se retirarán una vez fritas. Se ponen a escurrir y se dejan en medio litro de leche durante tres horas. Mientras, se prepara una bechamel, poniendo en una sartén una cucharada de mantequilla.
Cuando queda líquida se añade la harina y se incorpora poco a poco la leche, hasta hacer una salsa bechamel cremosa, pero tirando a espesa. Se añade sal y un poco de nuez moscada.
En una fuente de horno se ponen las pencas bien escurridas, la bechamel encima y se recubre con el queso rallado. Se mete en el horno aproximadamente unos diez minutos a 150º, usando únicamente el gratinador. Se sirven calientes.
El truco de conmuchagula.com Para que la bechamel quede sin grumos, lo mejor es ir añadiendo la leche caliente. Si al final los tuviera, se pueden aplastar éstos con la espumadera. El resto de las acelgas aprovecharlas en ensalada, o hervidas y rehogadas.