¿Cómo consiguió el jugador de baloncesto Victor Wembanyama ganar 10 kg en un año midiendo 2,22 m?

Victor Wembanyama sigue un programa nutricional cuidadosamente diseñado para satisfacer las necesidades específicas asociadas a su excepcional físico. Para mantener su elevado metabolismo, ingiere cinco comidas equilibradas al día, cada una de ellas diseñada para aportarle nutrientes esenciales.

Su plan de alimentación hace hincapié en las proteínas de calidad, los hidratos de carbono complejos y las grasas beneficiosas. Estas elecciones nutricionales estratégicas le permiten mantener un alto nivel de energía para sus intensas sesiones de entrenamiento. Gracias a este enfoque específico y adaptado, Víctor puede optimizar su rendimiento deportivo, su recuperación física y el desarrollo de su masa muscular.

Mantener un peso estable es un verdadero reto para los jugadores muy altos. Pierre-Yves Couve, fisioterapeuta de Wembanyama en la selección francesa sub-16, explica: "Cuando miras las fotos, parece normal. No tiene una constitución excesiva, y eso es bueno. El crecimiento sigue su curso natural: primero se es más alto y luego, en general, se es más corpulento entre los 20 y los 30 años. Así que sus 106 kg para 2,22 m no son nada alarmantes, sobre todo en comparación con otros jugadores".

Aunque el aumento de peso pueda parecer significativo, hay que ponerlo en contexto con su estatura. Manuel Lacroix, antiguo preparador físico de Wembanyama en el ASVEL, señala que para los jugadores muy altos, las variaciones de peso de 2 a 3 kg por semana son frecuentes y normales. Recuerda las dificultades que encontró para estabilizar su peso: "Llegamos a pesar 102-103 kg en un momento dado, pero luego volvimos a bajar". Estas fluctuaciones son habituales en personas de su talla.

Ante los retos específicos asociados a su gran estatura, Victor Wembanyama da prioridad a la prevención de lesiones en su programa de entrenamiento. Incorpora ejercicios a medida para tratar los problemas habituales de los atletas altos, sobre todo en la espalda y las rodillas.

Esta estrategia preventiva también incluye un trabajo en profundidad sobre el juego de pies, destinado a reforzar su equilibrio y minimizar el riesgo de lesiones en los tobillos, una zona especialmente vulnerable para los jugadores de baloncesto de su tamaño.