Con la batidora, montamos la nata, añadiendo el azúcar de forma gradual. Separamos las claras de los 4 huevos enteros y las reservamos en un bol.
Las yemas las uniremos a las que ya teníamos separadas. Añadimos las 8 yemas, sin dejar de batir, hasta conseguir una crema homogénea.
Tamizamos la harina con la levadura y la añadimos en forma de lluvia a la preparación anterior.
Mezclamos de forma manual con movimientos envolventes. Ahora batiremos las 4 claras que teníamos reservadas a punto de nieve.
Para mí, este punto es el más importante para lograr un bizcocho esponjoso y suave. Ahora incorporaremos las claras a la mezcla anterior moviendo de abajo a arriba para que no se bajen.
Preparamos el molde: untado de mantequilla y espolvoreado de harina.
Echamos la mezcla y lo introducimos en el horno precalentado a 180º durante 40/45 minutos. Comprobaremos, no obstante, con un palillo: si sale limpio, ya está listo.