Es muy fácil hacer ají amarillo casero aunque algo laborioso. La primera vez que lo utilicé para preparar Ají de gallina compré ají envasado y picaba como un demonio ya que el envasado utiliza TODO el ají, es decir, semillas, venas y carne del ají. Mueres abrasado. Fue una receta desastre.
Leí que el ají amarillo casero era más suave ya que previamente le retiras todo lo que más pica y luego lo hierves y todo esta preparación hace que la pasta resultante sea más suave que el envasado. Aún así, está picante, no vayas a pensar otra cosa.
En Madrid también lo venden congelado en paquetes de 1/2 kilo y mucho más barato que el fresco, que por cierto me parece escandalosamente caro. No obstante he leído que el congelado también es más picante que el fresco porque aunque le retires venas y semillas, siempre se transfiere parte del picante a la carne al descongelarlo.
Para ser mi primera vez solo compré 1/2 kilo y porque tampoco es que prepare platos peruanos con mucha frecuencia.
Mientras, corta las puntas del ají amarillo en los dos lados y córtalos por la mitad. Con un cuchillo retira venas y semillas:
Pon todos lo ajíes en el agua hirviendo. Deja hervir durante 10-15 minutos. Yo los dejé 20 minutos:
Pasado este tiempo cuela el agua, deja enfriar un rato y cuando puedas manejarlos retira la piel. Sale bastante bien:
Pon todos los ajíes en un vaso batidor junto con 1 cucharada de aceite de girasol. Solo se añade 1 cucharada para que ayude a licuarlos. Parece como un puré. Me emociona lo fácil que ha sido y el resultado tan bonito:
Y ya lo puedes envasar. En la nevera te aguanta 5 días y congelado hasta 6 meses.