El azúcar invertido es fácil de hacer y muy útil en repostería porque hace que las masas se conserven mejor y los bizcochos, magdalenas etc... queden más jugosos, pero sobre todo para hacer helados, ya que sustituyendo una parte del azúcar que se necesite por este almíbar evitamos en gran medida la cristalización, consiguiendo helados mucho más cremosos.
En un cazo ponemos el agua junto con el azúcar y el sobre blanco (o el limón), lo llevamos a ebullición sin parar de remover con unas varillas para que se disuelva y cuando rompa a hervir apagamos el fuego y reservamos, dejamos que se temple durante unos 15 ó 20 minutos.
Pasado este tiempo añadimos el sobre morado o el bicarbonato y removemos de nuevo con las varillas para mezclarlo bien, hará mucha espuma pero eso es normal, hay que dejarlo reposar e irá desapareciendo por si sola, en el caso de usar limón y bicarbonato seguramente en vez de espuma aparecerá una capa blanquecina a medida que se enfría, retirarla con una cuchara y listo, veréis que queda con un ligero color dorado.
Una vez reposado y bien frío ya podemos guardarlo en bote hermético de cristal, bien limpio e incluso mejor si está esterilizado, no necesita frío y guardándolo en un lugar oscuro dura hasta 12 meses sin problemas, es recomendable etiquetarlo con la fecha para que no se nos pase.