Empezamos friendo la cascara del limón en el aceite, cuando esté frita la, retiramos del fuego, para que se entibie.
Separamos las claras de las yemas. Batimos las claras hasta punto de nieve, (mi madre a mano) crear que se puede con la batidora. Añadimos las yemas, batimos bien, después en un lado ponemos el azúcar.
Encima vamos añadiendo el aceite templado, el zumo del limón, el aguardiente, mezclamos un poco y se va añadiendo la harina mezclada con la levadura, ¡aquí! ya metemos las manos, vamos mezclando hasta conseguir la consistencia adecuada.
Ponemos a calentar el aceite, vamos cogiendo porciones pequeñas, con las manos untadas con aceite, le hacemos el agujerito, que hay que tener un poco de maña, este paso siempre lo hace mi madre que se le da muy bien. Se echan en la sartén, y con el palito se les va dando vueltas, que dicen que es el truco para que se abran, cuantas más vueltas más se abren, este es el paso que hacer, darles vueltas.
Se sacan a un papel adsorbente. Dejamos enfriar un poco y a comer. Como veréis salen un montón.