Reducimos el vino a la mitad, hervimos y añadimos el agar-agar. Colamos, desespumamos y pasamos a una jeringuilla.
Preparamos un bol de medio punto con agua y hielo e introducimos en el, otro bol más pequeño, en el que vertemos aceite de girasol.
Soltamos el vino de la jeringuilla a golpes cortos sobre, el aceite, mientras giramos el bol más pequeño, hasta formar bolitas de caviar. Escurrir en papel absorbente.