Sin que sea necesario calentar el horno previamente, colocamos las rebanadas de pan tal cual en la parrilla alta del horno, y las dejamos a 220 grados unos minutos, hasta que se tuesten.
Mientras tanto, batimos las claras con un poco de sal hasta que suban a punto de nieve.
Añadimos batiendo el queso rallado y la pimienta. La mezcla bajará de golpe y se cortará un poco, quedando una parte más líquida que no usaremos.
Así pues, untaremos con la parte más sólida y esponjosa las tostadas.
Devolvemos al horno las tostadas, habiéndolas previamente aderezado con el tomate, más pimienta y el queso y las dejamos que se hagan a la misma temperatura hasta que el queso se funda
Servimos inmediatamente estas tostadas crujientes y calentitas, que cada vez nos irán apeteciendo más con la llegada del otoño.