Esta receta que os traigo no es mía, si no que se la contaron a mi madre en la piscina del pueblo y decidimos hacerla un día casa, sobre todo para gastar algunos de los calabacines que teníamos, ya que este año es uno de los productos que más ha dado el huerto.
En una sartén echamos un chorro de aceite y comenzamos a dorar la cebolla, que con antelación cortaremos en trozos pequeños para que sea más fácil de digerir.
Una vez que tenemos dorada la cebolla, la retiramos en un plato y hacemos lo mismo con el calabacín, que hemos pelado y cortado en trozos pequeños para que tarde menos en cocinarse.
Añadirle la sal necesaria, aunque antes de terminar el plato os aconsejo que probéis de sal y le añadáis más si es necesario.
Ahora se colocan muy picados los dos dientes de ajo en una sartén con un poco de aceite y se añaden las gambas, fijaros que están bien escurridas de agua, ya que si no se os puedo quedar el revuelto un poco aguado.
Una vez que las gambas se han dorado, añadís el calabacín y la cebolla pochados.
En un plato echáis los dos huevos, saláis y los batís para añadírselos al revuelto, al ser para dos personas sólo le he añadido dos huevos, aunque si queréis podéis poner alguno más. Lo probáis y le echáis un poco más de sal si es necesario.
Y ya está listo para comer, eso sí os doy un pequeño truco, si este plato lo acompañáis con mayonesa está mucho mejor.