Empezamos batiendo los huevos en un bol. Lo ideal es que estén a temperatura ambiente, así que los sacaremos un par de horas antes de la nevera.
Cuando estén batidos, añadimos el yogur, y removemos bien la mezcla.
Añadimos entonces el aceite, y lo incorporamos a la mezcla.
Hacemos lo mismo con los dos de azúcar. Os aconsejo que entre cada ingrediente nos aseguremos de que está bien mezclado, porque con cada ingrediente la masa se vuelve más densa, y por tanto más "trajajosa" de manejar.
Añadimos por último los 3 vasitos de harina mezclada con el sobre de levadura, a poder ser tamizánzolas. Vamos mezclando al ir añadiendo la harina, para que quede perfectamente incorporada.
Hasta aquí la receta básica del bizcocho de yogur, que ya os había puesto en más ocasiones.
Dividimos la masa en dos boles, y a una parte le añadimos una cucharada sopera de cacao puro y a la otra ralladura de limón y unas nueces picadas, del tamaño que más nos gusten.
Preparamos los moldecitos de las magdalenas, y los rellenamos con las masas, bien poniendo la mitad de cada una o haciendo magdalenas de un único sabor.
Un truquito que descubierto hace poco gracias a internet es que para que las magdalenas conseven su forma hay que ponerlas dentro de un molde metálico.
Además, así suben más, se nota un montón.
Las metemos en el horno precalentado a 200º, y bajamos la temperatura a 180º.
Lo ideal es calor arriba y abajo con ventilador, pero mi horno es muy precario, sólo tiene calor en la plarte de abajo y grill.
Como las magdalenas son pequeñas, en 15 - 20 minutos