Pelar las mandarinas y quitar la piel blanca de cada uno de los gajos. Igualmente retirar las semillas que puedan tener. Cuando en una fuente tenemos toda la pulpa de las mandarinas, entonces ponemos una cacerola con fondo grueso y antiadherente a calentar el agua, las gotas de limón y el azúcar, mezclándolo todo bien, hasta que empiece a coger temperatura pero nunca esperando a que rompa a hervir ni se haga un almíbar.
Cuando el azúcar esté caliente-templado, se añade la pulpa de las mandarinas, removiendo bien, para que se mezclen todos los ingredientes. Periódicamente hay que dar vueltas a la confitura para evitar que se pegue.
Para saber cuando hay que retirar la confitura del fuego, se hace la siguiente prueba: Se vierte un poco de confitura en un plato y se deja en la nevera, para que se enfríe. Cuando este a temperatura ambiente se saca de la nevera y se arrastra con el dedo. Si al arrastrar, se arruga la confitura, entonces estará terminada.
Comentarios de los miembros:
Muy practica, y muy bien explicada.
Deliciosa!!!!
Muy buena
Muy rica receta