Aprovechando la vaporera que compré no hace mucho, y un poco de masa de pan que me sobró de hacer la pizza vegetal del último post, decidí hacer este pan elaborándolo de la forma más parecida a la consumida en el sur de China y pienso que semejante a la que podemos encontrarnos en los restaurantes asiáticos.
Para hacer la masa, diluimos la levadura fresca en la leche templada y en un bol mezclamos la harina, el azúcar y la sal. Después añadimos la leche con la levadura un poco de aceite, el agua templada y amasamos con las manos mezclando bien todos los ingredientes. Debe quedar una masa compacta y más bien dura.
La bola de masa la metemos en un bol y la dejamos fermentar hasta que duplique su volumen (1 hora aproximadamente) en lugar cálido y tapado con papel film. En este paso aprovechando la masa de pan que tenía, junte las dos masas en una sola bola. Si os sale mucha masa la podéis congelar sin problemas, así la podréis aprovechar para otra ocasión. Yo suelo preparar las masas la noche anterior y por ello utilizo muy poca levadura, ya que personalmente prefiero como queda, me gustan las masas reposadas. Si tenéis prisa podéis usar más levadura con lo que necesitaréis menos tiempo, aunque un par de horas no os las quitará nadie.
Tras este período debe haber doblado su volumen, enharinad una superficie de trabajo, y volcad en ella la masa ya fermentada. Quitad el aire amasando ligeramente y a continuación cortamos la masa en los pedazos que creamos convenientes. Cogemos pequeñas porciones y formamos unas bolitas. Estíralas y pincelad bien toda la superficie de aceite que facilitará la formación de capas y que se nos pegue mejor la masa, enróllalas (como un canutillo) y vuelve a enrollarlas en el sentido contrario (como si fuera un caracol).
Para cocinarlos al vapor, cogeremos la vaporerara y le rellenaremos el depósito de agua, colocamos los panes sobre el recipiente, tapa y deja que se cocinen durante 30 minutos. Retiradlos y si queréis ya podéis servirlos.
Mi consejo es que los friáis a continuación con abundante aceite, para que le proporcione el típico dorado y aporte la capa crujiente. Para ello ponemos a calentar en una sartén abundante aceite de oliva, introducimos los panecillos y le damos la vuelta varias veces, bañándolos con el aceite caliente hasta que se doren bien. En menos de un minuto aproximadamente estarán listos. Escurrimos sobre papel de cocina absorbente y a comer…
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