Comenzamos cepillando las patatas para eliminar la tierra que puedan tener y sin pelarlas, las ponemos en una cacerola con agua fria que las cubra y cuando comienza a hervir, añadimos un poco de sal.
Las dejamos cocer hasta que estén bien tiernas. Esto suele tardar unos 20 minutos pero depende del tamaño de las patatas, de la dureza del agua, etc, por lo que lo mejor suele ser probar a introducir una aguja o un palillo hasta que notemos que entra sin dificultad.
Mientras se van haciendo las patatas, picamos las hojas de menta bien finitas, y en una sartén, calentamos 3-4 cucharadas de Aceite de Oliva, en el que freiremos la mitad de estas hojas picadas. Al echarlas veréis como bailan en la superficie y como sueltan su aroma, que queda atrapado en el aceite. Las movemos durante un minuto, y apagamos el fuego dejándolas dentro del aceite.
Cuando tenemos las patatas listas, las sacamos de la cazuela y las pelamos. Esta operación resulta muy sencilla, pues la piel se desprende perfectamente. Colocamos las patatas en un bol y las machacamos con el tenedor hasta hacer un puré auténtico. Para facilitar la labor, agregaremos un chorro de aceite de Oliva Virgen Extra, que además le aportará un sabor intenso.
Para hacer el puré, también podemos usar un pasapuré, y a base de darle vueltas a la manivela tendremos el puré listo para aliñar. Me encanta como queda en hilitos al hacerlo así, a mano, en lugar de con la batidora.Lo primero que añadimos es un chorro de aceite de oliva en crudo, y seguidamente, el queso rallado, del que con unos 50 gramos tendremos suficiente.
Después añadimos el aceite de oliva en el que freímos la menta y la otra mitad de las hojitas de menta que habíamos reservado en crudo. Una vez integrado todo, agregamos los huevos y batimos bien. Probamos y rectificamos de sal. El sabor mentolado del puré sorprende muy gratamente a todos, es un puré refrescante. Si queréis que os quede más cremoso para tomarlo como un entrante, o hacer un parmentier, podéis añadir un chorro de nata líquida, o crema de leche, unos 50 ml. Nosotros esta vez lo queríamos bien espeso.
Finalmente, añadimos lo mejor, el aceite de oliva Virgen Extra, en crudo, que aportará un brillo y un sabor a nuestro puré de patatas, que no se nos olvidará. Este puré, así, espesito, es ideal para tomar como guarnición, de pescados, o carne de ave, siendo también muy bueno para hacer rellenos, en croquetas, raviolis.