Una plancha bien caliente. Cortamos por la mitad los tomates. En un cuenco ponemos todos lo ingredientes. Cantidades al gusto, dependiendo de los que vayamos a preparar. Lo mezclamos bien y ponemos sobre cada tomate un cucharadita. Bajamos la plancha para que se haga bien el tomate sin que se queme la parte baja. Lo controlamos mientras preparamos otras cosas hasta que esté a nuestro gusto. Cuando más lentos los hagas, más sabrosos quedarán. Puedes echares un poquito más del mejunge cuando estén casi terminados para que queden más jugosos. Los dejas un ratillo más para que estén bien calentitos y los sacas de la plancha con cuidado de no estropearlos.