Empecé inspirándome en unos bollitos de miel, y acabé cambiando los ingredientes hasta inventarme estos otros que tienen muy poca grasa, ya que no llevan huevos ni mantequilla, pero sí un corazoncito de mermelada.
Disolver la levadura en la leche templada, poner en la cubeta de la panificadora en el orden en que aparecen los ingredientes (salvo las mermeladas), en el programa para masa.(pasar la punto 3)
Si no se usa panificadora, hacer un volcán con la harina tamizada a la que se habrá mezclado la sal, poner en el centro la leche con la levadura disuelta y amasar. Añadir el resto de los ingredientes y amasar hasta conseguir una pasta que no se pegue a las manos. Dejar reposar entre una y dos horas, hasta que doble su tamaño.
Precalentar el horno a 180 grados. Una vez terminado el amasado, sobre la superficie de trabajo enharinada, cortar la masa en 10 a 12 trozos de tamaño similar. Hacer bolas de masa y en el centro poner una cucharadita de mermelada. Manipularla con cuidado y cerrarla por completo para que no se abra al hornearla. Ponerlos en una fuente de horno cubierta con papel de hornear o con una lámina de silicona, pintar con huevo batido y hornear unos 15 minutos, o hasta que estén dorados por fuera.