MASA: Mezcla la harina con la levadura royal, haz un agujero y aboca el azúcar y los huevos en el hueco. Echa un poco de leche y en el resto de la leche tibia deshacemos la levadura prensada y pal agujero. Añade el anís y la ralladura de limón. A amasar hasta las manos cansar, la masa está cuando no se te pegue a las manos. Si hace falta le vas añadiendo harina hasta hacer una masa blanda, que le puedas meter el dedo y quede la marca.
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LEVEDADO: ¿Ya está bien amasada? Pues la envuelves en un paño de algodón. Recuerda el truco de Carmenza: coges un trocito de la masa y la echas en un vaso de agua fría que pondrás al lado de la masa, cuando suba arriba ese trocito ya está levedada.
ESTIRADO: Haz cachos del tamaño de una albóndiga. Con un rodillo le das una pasada, sólo para bajarla o bien la aplastas con la palma de la mano. Luego la vas estirando con las manos, cogiéndola por el borde y haciéndola girar a la vez que la vas estirando.
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FRITURA: A la sartén a fuego medio, cuando vayan doradas por abajo, les das la vuelta hasta que queden doradas y al sacarlas a una gran fuente, espolvoréalas con azúcar por encima.
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Buenisimasss