En un recipiente se baten las yemas con el azúcar hasta que se obtenga una mezcla homogénea. Ponemos la leche a calentar con la confitura de violetas y cuando esté a punto de hervir la retiramos y añadimos las yemas batidas removiendo para mezclar bien.
Se pone otra vez el cazo a fuego lento, removiendo para que no llegue a hervir y hasta que espese un poco la mezcla. Se retira y se espera hasta que la mezcla se enfríe a temperatura ambiente.
Una vez fría se añade la nata líquida y se mezcla bien. En este punto, una vez mezclados todos los ingredientes, añadimos el colorante, en la cantidad que queramos, hasta obtener el color que buscamos. Se vierte en la cubeta de la heladora y se tiene el tiempo necesario (30/40 minutos aprox). Cuando esté cremoso y espeso se pasa a otro recipiente y se mete en el congelador, por lo menos durante tres ó cuatro horas.
Siempre me ha encantado el sabor de violeta. Es un sabor asociado a la niñez, a los viajes a Madrid y a la visita obligada a La Violeta. Sigo pasando por la Plaza de Canalejas siempre que voy a Madrid. No tienen nada que ver los caramelos de violeta de este establecimiento, con otros muchos, que son solo imitaciones. Y los bombones, además de su presentación, son exquisitos.
Comentarios de los miembros:
Me encanto su receta, sencilla y riquisima