Hace unas semanas os puse la receta de la leche frita y como el otro día tenía turrón blando en casa, decidí experimentar y cocinar leche frita con sabor a turrón. Fue todo un acierto y seguro que a las personas que os encanta el turrón disfrutáis mucho con este plato.
En una olla ponemos a cocer 400 mililitros de leche y cuando veamos que empieza a cocer bajamos el fuego y añadimos el turrón blando partido en trozos pequeños. Comenzamos a darle vueltas hasta que se nos deshaga el turrón, también podéis triturarlo antes de añadirlo.
Una vez que tenemos deshecho el turrón, le añadimos el azúcar y seguimos dándole vueltas a la mezcla a fuego medio-bajo. Una vez que está todo mezclado, en un vaso deshacemos los 100 mililitros de leche que teníamos reservados con la maicena, darle varias vueltas para que no tenga grumos y se lo echáis a la cazuela.
Ahora llega la parte más engorrosa, debéis darle vueltas a la mezcla constantemente para que no se os pegue en el fondo, por eso recomiendo que lo hagáis a fuego bajo, así durante 45 minutos o una hora hasta que veáis que la masa está espesa.
El siguiente paso es engrasar un molde y echar la mezcla. Una vez que se ha enfriado lo metéis al frigorífico hasta el día siguiente. Cuando ya ha pasado el tiempo llega la hora de rebozar y freír, colocáis en un plato las cucharadas de maicena, en otra los huevos batidos y en otra el azúcar normal con un par de cucharadas pequeñas de azúcar vainillado, este es opcional para darle otro toque diferente a la canela, si no podéis utilizar canela o solamente azúcar normal.
Cortáis la leche frita en trozos y pasáis primero por la maicena, luego por el huevo y lo echáis a una sartén o cazo en la que estará el aceite de girasol bien caliente. Una vez frita se saca al plato donde tengáis el azúcar, la dejáis enfriar y ya está lista para comer. Yo las suelo dejar encima de un papel absorbente para que así se le quiten los restos que pueda tener de aceite. Un plato tradicional con un pequeño toque navideño.