Engrasamos y forramos la base de un molde cuadrado o rectangular de unos 23 cm.
Mezclamos la mantequilla, harina y el azúcar hasta formar una masa lisa y manejable.
Presionamos la pasta resultante sobre la base del molde y alisamos la superficie.
La horneamos unos 20 - 25 minutos o hasta que esté dorada, en el horno precalentado a unos 180º.
Mientras tanto, vamos preparando la segunda capa, la del caramelo.
Ponemos la mantequilla, el azúcar, las cucharadas de caramelo y la leche condensada en un cazo o tarterita.
Lo calentamos a fuego lento hasta que el azúcar se disuelva. Dejamos que hierva, removiéndolo constantemente para evitar que se nos pegue a la base del cazo.
Cuando llegue a ebullición bajamos la temperatura y lo dejamos unos 6 minutos a fuego lento, seguimos removiendo hasta que esté espeso y vertemos el caramelo sobre la masa ya horneada y dejamos enfriar en la nevera 2 horas o hasta que cuaje.
Queda perfectamente cuajado una vez enfría.
Lo volvemos a dejar enfriar en la nevera otras 2 horas o hasta que haya cuajado.
Para servirlo, cortamos la pasta resultante, con un cuchillo afilado en pequeñas porciones.
Comentarios de los miembros:
Gracias por esta delicia....