Ponemos en una asadera del horno un papel vegetal recubriéndola, estiramos el queso por encima. Volvemos a tapar el queso con otro papel vegetal.
Ponemos una bandeja por encima de modo que presione los dos papeles con el queso en el medio y lo metemos en el horno unos minutitos, apenas nada, y a una no muy alta temperatura, más o menos 120º.
Si hace falta la primera vez, levantamos un poco la bandeja de arriba para comprobar que se ha fundido. Retiramos del horno, levantamos con cuidado de no quemarnos la primera bandeja, después el papel vegetal.
Dejamos templar un poco y con el queso aún templado, lo despegamos y aprovechando que áun está maleable, podemos hacer formas, un rulo, un cono, un abanico, cortarlo en un cuadrado del tamaño que queramos, todo ello mientras esté templado, después, cuando enfríe, se romperá a la mínima.