En un bol grande añade el agua tibia y desmenuza la levadura, mezcla bien con el batidor de varillas, añade el aceite y continua removiendo, ahora la sal y el azúcar, con la ayuda de un colador ves añadiendo poco a poco la harina tamizándola, es decir colando la harina para evitar los grumitos, no añadas la harina de golpe si no poco a poco y removiendo con el batidor de varillas, veras que cada vez te costara mas remover y se irá formado una especie de bola, cuando veas que esa bola empieza a despegarse de bol es el momento de amasar.
Muy importante enharínate las manos y espolvorea también con harina una superficie de trabajo ( ni que decir tiene que ha estar súper-limpia-inmaculada!!!) hacer encima del mármol de la cocina, retira la masa del bol y trabaja con las manos, añade la harina conforme necesites, aquí no hay una medida exacta, veras como la masa te pide harina mientras la trabajas, al final te tiene que quedar una preciosa bola que no se pegue.
Muy importante!! el tiempo de amasamiento, ha de ser unos 15 minutos generosos . Pasado el tiempo haz una bola y ponla a reposar en un recipiente ancho (ten presente que doblará su tamaño) tápala con trapo limpio de algodón y déjala unos 30 minutos.
Pasado el tiempo añade un poco de harina a la superficie de trabajo y divide la masa en dos bolas, ahora ayúdate con un rodillo o tarro de cristal y dale forma de pizza, si quieres que te salga redonda como un sol, coge un plato y dale la vuelta, recorta alrededor y con lo sobrante vuelves a amasar, a mi , la verdad es que la pizza redonda no me va mucho así que prefiero que me quede mas rustica y hago que ocupe la bandeja del horno con una forma indefinida medio rectangular.