Ponemos una sarten con abundante aceite a calentar. Cortamos el queso en trocitos cuadrados de tamaño bocado. Enharinamos cada trozo, sacudiendo el exceso. Con el aceite bien caliente, vamos friendo los trozos de queso enharinado. Si el aceite está lo caliente que tiene que estar, unos segundos serán suficiente.
Sacamos el queso y disponemos en alguna fuente con papel absorvente para quitar el exceso de aceite. Necesitamos los tomates pelados y sin pepitas. Para lo primero, los escaldaremos en agua hirviendo, o aún más fácil, les haremos un corte en forma de cruz y los meteremos al microondas unos 3 ó 4 minutos. De esta forma la piel saldrá muy fácilmente.
Una vez pelados, los abriremos y les quitaremos las pepitas. Con este proceso el kilo de tomates, casi se reduce a la mitad de su peso, por eso le echaremos 500 gramos de azúcar. Si variaramos la cantidad de tomates, tened en cuenta que siempre se echa el mismo peso de azúcar que el peso de los tomates después de ser pelados y despepitados.
A continuación debemos hacer un puré con los tomates, por lo que utilizaremos la batidora o cualquier robot de cocina. Vertemos el puré de tomate en un cazo, el orégano y/o el clavo y le agregamos el azúcar. Ponemos a fuego lento y removemos constantemente hasta obtener la textura propia de la mermelada. Armaos de paciencia porque la cocción de la mermelada es un proceso lento que puede llevar más de 40 ó 50 minutos.
En caliente os tiene que quedar un poquito más líquida que la mermelada normal, porque luego en el frigorífico siempre se solidificará un poco más. Un truco es poner una cucharadita de la mermelada en un platito y meterlo al congelador unos minutos, al sacarlo veremos si está suficientemente consistente o si por el contrario le hace falta un poco más de cocción.
En la Thermomix sólo haremos la mermelada de tomate. Pelamos los tomates y les quitamos las pepitas como os he explicado en la preparación convencional. Echamos al vaso el tomate y el orégano y troceamos 15 segundos a velocidad 6. Agregamos el azúcar y cocinamos programando 20 minutos a 100º, velocidad 2.
Para que evapore bien el agua, le quitaremos el cubilete y para evitar que salpique pondremos el cestillo en su lugar. Como en caliente es algo difícil saber si la mermelada en frío tendrá la consistencia que queremos, hay un truco para saber si la mermelada está lista: echar una cucharadita de la mermelada en un platito y meterla un par de minutos al congelador. Al sacarla estará fría y veremos la consistencia que ha adquirido. Si está líquida debemos cocinar un poco más de tiempo.
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