Va todo a ojo, así que cocemos los mejillones, una vez fríos, los picamos y reservamos todas las conchas, hacemos la bechamel, que quede espesa y le añadimos los trocitos de mejillón. Rellenamos con la bechamel las conchas.
Cuando estén fríos, una hora por lo menos, los pasamos por huevo batido y rebozamos en el pan rallado. Se fríen en aceite caliente y ya tenemos nuestro aperitivo!
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De muerte