Las judías son uno de los alimentos que menos me gustan. Por ello las tengo que enmascarar para poderlas comer muy de vez en cuando. Hoy os traigo un plato muy saludable para aquellos que como yo no son muy amantes de las judías verdes.
En el caso de que tengáis judías frescas están bastante mejor que las judías congeladas, pero como estaban caras decidí escoger éstas últimas. Si ese es vuestro caso, las tenéis qué cocinar tal y como viene en el paquete, en este caso cuando hervía el agua con sal, las eche y las deje quince minutos; aunque lo mejor es probarlas y ver si están blandas.
En otra sartén echamos un chorro de aceite, partimos los ajos en trozos pequeños y se los añadís a la sartén. Cuando estén dorados le añadís el tomate frito, el jamón york cortado en trozos y un poco de orégano.
Una vez que se han cocido las judías, las escurrís y se las añadís a la sartén, lo dejáis todo cinco minutos para que se vayan mezclándo todos los ingredientes. Mientras tanto partís la mozzarella y el queso azul en varios trozos. Tenéis que escurrir muy bien la mozzarella, ya que tiene mucho suero y si no se os puede aguar un poco el plato.
Ahora colocáis la mezcla de la sartén en una bandeja apta para horno y le echáis encima ambos quesos, lo metéis en el horno y lo dejáis gratinar durante 10 minutos o hasta que esté el queso derretido. Lo sacáis y ya está listo para comer.