Preparar la masa quebrada para la base. Reservarla en la nevera. Tiene que reposar mínimo 30 minutos. Puedes incluso hacerla el día antes o congelarla. Precalentar el horno a 180º. Cuando la masa ya ha reposado, se extiende en la encimera enharinada para que no se pegue. Hacer un círculo lo suficientemente grande para que puedas forrar tu molde. Cuando ya lo tienes enrollar la masa sobre el rodillo para que sea más cómodo moverla hacia el molde.
El sobrante se corta con un cuchillo. Con las yemas de los dedos apretar los lados para marcar las ondas del molde. Con un tenedor pinchar toda la base. Hay que hornear al blanco, es decir, sin relleno. Se cubre la base con legumbres (guarda luego estas legumbres para utilizarlas en estas masas saladas) para evitar que cuando horneas la masa, ésta suba.
Meter en el horno a 180º durante 15 minutos. Dejar enfriar. Mientras, en una sartén con aceite (en la receta utilizan mantequilla pero yo he preferido usar aceite) salteamos el calabacín cortado en rodajas finas y la cebolla en juliana. Echamos sal, pimienta y nue moscada (un pizca de ésta última). Retiramos del fuego y dejamos escurrir para que suelte todo el líquido y evitar que empapuce toda la masa. Yo lo dejé durante 1 hora encima de un colador.
A continuación se baten los huevos y se mezclan con la leche evaporada o crema de leche (lo que sea que uses) y el queso rallado. Finalmente se incorpora el calabacín y la cebolla. Para acabar, se vuelca la mezcla sobre la masa ya horneada y lo volvemos a meter al horno a 180º durante 25 minutos, hasta que esté cuajada.
Haré pronto ésta receta, ya que me gustan los quiche. Esta semana he hecho uno con niscalos, en lugar de cebollo he puesto PUERRO y en lugar de calabacin, he puesto NISCALOS, el resto lo he hecho como tú. Me ha quedado muy bueno.
Muchas gracias :))