Versioneando el clásico bizcocho de zanahora, pero utilizando avellanas en lugar de nueces. El resultado es espectacular. Un bizcocho jugoso y adictivo que se convertirá en uno de tus favoritos.
Necesitaremos un molde alargado para bizcochos (cake), el mio es de 30 cm de largo. Untado de mantequilla y espolvoreado con harina.
Empezamos por triturar las avellanas tostadas, no hace falta quitarles la piel, en un batidora o robot, lo mas fino posible. Que parezca harina. Rallamos también las zanahorias, con un rallador o en el robot de cocina. Tiene que quedar muy rallada para que luego no se noten los trocitos.
En un cuenco grande mezclamos la harina, la levadura, la canela, el bicarbonato y una pizca de sal. Añadimos las avellanas molidas y mezclamos todo.
Con unas varillas eléctricas batimos los huevos con el azúcar hasta que estén espumosos y añadimos después el aceite de girasol, la vainilla y el ron (si lo usas). Juntamos este batido con la harina y mezclamos con una espátula. Añadimos ahora la zanahoria rallada y volvemos a mezclar todo.
Volcamos la masa en el molde preparado y esparzimos por encima unos 25gr de avellanas groseramente picadas. Esto es a efectos decorativos y es opcional.
Introducimos el molde en el horno precalentado a 200º, con calor arriba y abajo. Nada más meter el molde en el horno, bajamos la temperatura a 170º. Lo dejamos dentro durante 45 minutos.
Dejamos enfriar durante unos 10 minutos y lo desmoldamos. Una vez que el bizcocho esté frío, lo espolvoreamos con azúcar glass.
Si tienes un robot de cocina tipo Thermomix, puedes rallar la zanahoria unos 7 segundos en velocidad 6 1/2. Lo remueves un poco con la espátula y repites la operación. Te quedará en su punto. Con las avellanas, las puedes triturar junto con el azúcar, en velocidad 10.