Se colocan las aceitunas en botes grandes llenos de agua. Se les cambia el agua cada 3 o 4 días.
Cuando pierden el amargor, se apañan. Para ello, se derrite sal (al gusto) en agua caliente. Se deja enfríar y luego se llenan los botes con esa agua.
Se añade también media docena de dientes de ajo pelados y un buen puñado de ramitas de tomillo. Se tapan los botes sin apretar del todo para que respiren.
Al cabo de unos días se van probando hasta que tienen el sabor deseado para comerlas.
Si se quiere acelerar el proceso y que las aceitunas tomen el sabor del apaño en menos tiempo, también se puede hacerles un corte vertical con un cuchillo o pincharlas con una aguja.