Hacemos primero una masa de arranque con 80 g de harina, 60 g de agua, la levadura fresca y dejamos reposar hasta que doble el volumen.
Mezclamos a continuación la masa de arranque con el resto de ingredientes. Amasamos hasta obtener una masa fina y muy elástica.
Dejamos fermentar una dos horas en un cuenco con un poco de aceite de oliva.
A continuación dividimos la masa en porciones de unos 100 g. A mi personalmente me gustan los molletes pequeños, cada uno puede hacerlos del tamaño que guste.
Damos forma y colocamos en la bandeja del horno.
El horno lo precalentamos a 250 grados.
Horneamos durante 10 minutos a 250 grados, y unos 5 a 10 minutos a 200 grados. Depende de lo dorados que os gusten.