Pelamos la cebolla y la cortamos en juliana. Si los calamares o las anillas son congeladas, las descongelamos previamente y las escurrimos muy bien para que tengan el mínimo de agua posible.
Echamos en una cacerola el aceite de oliva y cuando esté caliente añadimos la cebolla. La dejamos sofreír a fuego bajo-medio y a la que empiece a estar transparente incorporamos los calamares. Subimos un poco el fuego, agregamos una pizca de pimienta y el aceite de sésamo, tapamos y dejamos unos 4-5 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se peguen.
Pasado ese tiempo añadimos el vino blanco, volvemos a tapar y dejamos a fuego medio hasta que los calamares estén tiernos (aproximadamente unos 15 minutos), removiendo de vez en cuando.
A continuación incorporamos las semillas de sésamo, mezclamos todo y pasado un minuto agregamos la salsa de soja y el azúcar. Una vez que hemos mezclado todo bien, bajamos el fuego, tapamos y dejamos que la salsa reduzca (10-15 minutos). Servimos.
Buen provecho.
Apunte: No lleva sal porque la salsa de soja es bastante salada (aunque depende de la marca que utilicéis). Se puede acompañar por ejemplo de arroz blanco, cous cous, verduras a la plancha o al horno, ensalada, etc. La hice con anillas de calamar por una cuestión económica, pero podéis utilizar calamares frescos.
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