En una sartén amplia y de fondo grueso ponemos el aceite y pochamos la cebolla, luego añadimos el pollo y la hierbabuena, la pimienta y la sal.
Dejamos unos minutos a fuego lento y añadimos todo el caldo. Cuando comience a hervir le vamos agregando harina mientras movemos con una cuchara de madera. Hasta que la masa se despegue totalmente de la sartén. Probamos de sal. Ponemos la masa en una fuerte y dejamos que se enfríe tapada con un film transparente para que no cree costra.
Luego hacemos la croquetas. Hoy hemos usado otro método que nos gusta mucho y que aprendimos de el gran chef José Andrés: Enharinamos ligeramente la superficie de trabajo. Cortamos la masa en tiras que hacemos rodar sobre la harina para que se redondee, luego cortamos con el cuchillo del tamaños de croquetas.
Ahora pasamos por huevo batido y luego por pan rallado que hemos hecho en nuestra picadora. Nos queda freírlas en aceite caliente en tandas de 4-5 cada vez.
La masa es más rápida de hacer que una clásica bechamel y el formado de las croquetas es mucho más rápido que con cucharas, así que hemos ganado mucho tiempo y no hemos perdido nada de sabor. ¿Merece o no merece la pena intentarlo?. Pues nada, habrá que remangarse y meterse en faena.