Lavamos y limpiamos muy bien el pollo. Lo adobamos una hora antes con un picadito de ajo, sal y perejil. En un bol, mezclamos la miel y la mostaza hasta formar una pasta espesa.
Con un pincel, pintamos el pollo con este "engrudo" por dentro y por fuera en abundancia.
Colocamos el pollo sobre una bandeja de horno. En el fondo de la bandeja habremos puesto un par de cucharadas de aceite, una cebolla cortada en juliana y el vasito de brandy.
Introducimos a horno precalentado a 180º. Pasados 20 minutos, sacamos el pollo y le volvemos a dar otro baño de miel y mostaza. Dejamos hacer otros 35-45 minutos.
Los tiempos son siempre orientativos, ya sabemos que unos hornos corren más que otros.
Unos diez o 15 minutos antes de que finalice el tiempo de cocción, retiramos todo lo que haya en el fondo de la fuente del pollo y lo pasamos por la batidora. Reservamos al calor.
En una otra fuente, ponemos las patatas torneadas y previamente doradas en la sartén y las cubrimos con la mitad de la salsa del pollo. Dejamos hasta que tomen un color doradito y se impregnen bien de los sabores. Con unos 5-10 minutos será más que suficiente.
Servimos el pollo acompañado de las patatitas y la salsa aparte, para que cada uno se ponga la cantidad que le apetezca.