Empezaremos primero por conocer el largo de nuestras milanesas. Generalmente son mas largas de 10 cm por lo que en este caso las dividiremos en dos para que a la hora de cocinarlas no queden crudas por dentro. Espolvoreamos sal y pimienta sobre las milanesas y le untamos bien por todos lados para darles sabor. Las milanesas no son de una forma muy definida, es decir, no son ni cuadradas ni redondas sino irregulares por lo que habrán partes que estén mas anchas que otras.
Como estas milanesas van a ir enrolladas, si iniciamos por la parte más ancha, nos quedaría mucha carne en el centro y corremos el riesgo de que no se cocine bien, así que vamos a comenzar poniendo la mitad de una rebanada de jamón a partir de la zona mas estrecha de la milanesa, y sobre esa misma zona pondremos un poquito de queso crema (no mucho, con una cucharadita basta), y entonces enrollamos la milanesa desde la parte estrecha hacia la parte más ancha a modo de que nos quede un rollo del que no se deben asomar ni el queso ni el jamón así como se aprecia en la foto.
Ya que todos nuestros rollos están listos, ponemos en una sartén un poco de aceite a calentar y cuando esté bien caliente doramos nuestros rollos de pollo. A este procedimiento se le conoce en cocina como sellado y se utiliza mucho para carnes que después serán metidas al horno pero que deben llevar una forma definida. Así pues, como nuestras pechugas van en forma de rollito, a la hora de ponerlas en el aceite hay que cuidar que la parte donde acaba el rollo quede hacia abajo para que, así, cuando lo vayamos girando en el aceite para sellarlo todo, no se nos desenrolle.
Es prácticamente como si hiciéramos flautas o tacos dorados, la parte donde se termina de enrollar la tortilla igual va hacia abajo. Todos los rollitos deben quedar dorados, y después los ponemos sobre papel absorbente para quitar el exceso de grasa. En mi caso, recibí un maravilloso regalo de un gran amigo de la universidad al que estuve molestando diciéndole que como tiene un buen trabajo no podía salirme con una baratija el día de mi boda. Intuyo que se lo tomó muy a pecho pues su obsequio fue un horno tostador!!!!.
Y como entre otros regalos llegaron unos refractarios, entonces puse las pechugas ya selladas en el refractario, les espolvoreé un poco de albahaca y las puse en el horno a 160ºC por aproximadamente 10 minutos. Esto hacer para que el pollo se terminara de cocer en su propio jugo en la parte interior. Se puede hacer lo mismo en el horno de la estufa y si no, simplemente a la hora de sellarlos en el aceite, ponemos la flama de la estufa en lo más bajo y colocamos una tapa sobre la sartén para crear una especie de cámara de vapor y así estemos seguros de su cocción completa aunque en este caso absorberán un poco más de aceite que lo normal.