Aunque en casa el pescado no lo suele comer ni el gato, se ha de comer variado, por lo cual de tarde en tarde entra el pescado en la cocina.
En este caso, se colaron dos truchas, que la verdad, quedaron muy ricas.
Para la realización de esta receta necesitamos limpiar las truchas de aletas, espinas, cabeza y tripas (podemos pedir a nuestro pescadero que nos las limpie), aunque personalmente prefiero limpiarlas yo.
Pelamos y troceamos la patata a rodajas de aproximadamente un dedo de grosor. Cocemos las patatas a muy baja temperatura en la freidora hasta que estén tiernas (unos 30 minutos), sin que lleguen a dorarse, las hornearemos posteriormente. Aceitamos una bandeja apta para el horno y colocamos en su base las rodajas de patatas fritas (más que fritas, cocidas en aceite).
Salpimentamos las patatas y cubrimos estas con rodajas de tomate cortado muy finito. Salpimentamos también el tomate y le añadimos un poco de azúcar para evitar que nos quede ácido.
También, salpimentamos las truchas interiormente y colocamos en cada trucha una loncha de beicon ahumado, sobre el beicon colocamos las gambas saladas (previamente peladas) y cubrimos estas con un tranchete de queso cortado en dos para cubrir con él todas las gambas. Horneamos a partir de horno frio a 160º, con calor arriba y abajo unos 25-30 minutos. Servir y comer calentitas.