Enjuaga y seca las almendras que tenías a remojo desde el día anterior. Tritúralas con la picadora o el robot de cocina. Mezcla las almendras con el resto de los ingredientes y amasa con las manos. Dales forma de bolita y rebózalas en coco rallado. Mételas a la nevera si quieres que adquieran más consistencia. Si quieres bañarlos, funde al baño María el chocolate, ve metiendo la parte de abajo del coquito y deja escurrir el exceso sobre una rejilla. Mete en la nevera para que se endurezca el chocolate y... ¡No podrás comer solo uno. Están deliciosos!