Primero partimos la vaina de la vainilla por la mitad y extraemos las semillas. Reservamos.
A continuación en un cazo ponemos la leche, la nata, las semillas y la vaina de la vainilla, lo calentamos pero con cuidado, no debe de hervir.
En un bol mientras echamos las yemas de huevo y mezclamos con la azúcar hasta tener una masa homogénea.
Retiramos la vaina del cazo y vertimos el preparado sobre la mezcla de los huevos y el azúcar, sin dejar de remover.
Volvemos a echar esta mezcla en el cazo y calentamos sin dejar de remover hasta que la mezcla vaya adquiriendo una textura espesa, pero sin llevar a ebullición.
Pasar esta mezcla a un bol más grande y le añadimos el resto de la nata junto con la pizca de sal, lo mezclamos bien hasta que todos los ingredientes estén bien mezclados.
Dejamos enfriar, la mezcla la echaremos en un recipiente apto para el congelador si es de acero inoxidable mejor y lo dejamos una hora mas o menos.
Pasada la hora , lo sacamos del congelador y con unas varillas o batidor eléctrico, batimos ligeramente para romper los hielos. Volver a repetir esta operación cada 40 minutos 3 o 4 veces más hasta ver que tiene una textura cremosa.