La repostería con frutos secos en casa es muy bien recibida.
Tenía la costumbre de usar las almendras y las nueces para las masas abizcochadas y los pistachos solo para galletas... ¡Menuda tontería!
Cuando hemos probado estas magdalenas, a todos nos han sorprendido, una masa esponjosa, un sabor intenso a pistacho y el aroma de la vainilla.
Pequeños bocados exquisitos que se quedarán fijos en casa.
Por ponerles un "pero" que al crecer tanto el copete, los pistachos que coronaban estas magdalenas se que
De la pasta de pistachos crudos: Ponemos los pistachos crudos en una picadora y los picamos hasta que tengamos un grano fino.
Lo pasamos a un cuenco y lo aplastamos con un mortero hasta que se forme una pasta con el aceite que desprenden los mismos pistachos.
De las magdalenas de pistachos a la vainilla: Batimos los huevos con el azúcar, cuando estén espumosos añadimos poco a poco la leche, cuando esté bien agregado, sin dejar de batir, añadimos el aceite.
En un bol mezclamos la harina con la sal y la ralladura del limón. Abrimos la vaina con un cuchillo y extraemos la pasta que hay en su interior, añadimos a la harina.
Vertemos esta mezcla a los huevos batiendo despacio, incorporamos la pasta de pistachos crudos y los pistachos tostados y troceados.
Cuando la mezcla quede homogénea aumentamos la velocidad de batido y mantenemos así durante un par de minutos. Tapamos la masa con un paño y la dejamos reposar en la nevera durante 1 hora como mínimo.
Precalentamos el horno a 250º , mientras batimos la masa enérgicamente y con una manga pastelera llenamos los moldes de magdalenas 1/3 Decoramos con trocitos de pistachos y horneamos a 210º durate 16 minutos.