Estas patatas resultan cremosas en su interior y crujientes en su exterior y el sabor del vinagre de Malta te transporta a esas patatas inglesas que te ponen con las "Fish and chips". Podrías usar otro tipo de vinagre pero el de Malta (que lo puedes encontrar en las tiendas "Deal" en Madrid) tiene menos acidez. Podrías pensar que van a saber mucho a vinagre pero se disipa mucho en el horno.
Tienes que comprar patatas rojas pequeñas pero mi frutero me dio unos patatones que no me gustaron nada porque el resultado no es el mismo ya que tienes que chafarlas y claro, chafar un patatón no es lo mismo que una patatita.
En una olla grande con 1-1/4 tazas de sal de mesa y agua. Se lleva a ebullición y se ponen las patatas bien lavadas y frotadas con un cepillito para quitar toda la suciedad que puedan tener las patatas.
Cuando hayan pasado como 30 minutos, se cuelan y se ponen sobre una rejilla para que se sequen durante 10 minutos.
Se precaliente el horno a 250º.
En una bandeja de horno se echa suficiente aceite para cubrirla (originalmente eran 6 cucharadas de aceite pero yo no eché tanto, me conformé con cubrir la bandeja).
Se ponen encima las patatas y se chafan. Yo usé la base de una taza medidora de metal
Se pincelan bien bien con vinagre de Malta. Se espolvorea con pimienta negra.
Se meten al horno más o menos cerca del grill. Se dejan 30 minutos. Cuidadín que no se quemen. Si ves que se queman baja una posición la bandeja.
Se sacan del horno y se vuelven a pincelar con bastante vinagre de Malta. Y digo bastante porque yo las pincelé con 1-1/2 cucharadas de vinagre y luego ni lo noté y le fui echando más vinagre una vez en la mesa.