En un recipiente poner el azúcar y la sal (doble cantidad de sal que de azucar) y mezclar. Tanta cantidad como sea necesario para cubrir todo el trozo de salmón con una capa gruesa.
Poner en un recipiente una cama de la mezcla de sal y azúcar. Revisar que el salmón no tenga espinas, si tuviera alguna retirar con unas pinzas.
Poner el trozo de salmón sobre la mezcla de sal y azúcar con la piel hacia abajo, echar unas gotas de coñac y eneldo seco en la parte superior del salmón y tapar con el resto de la mezcla.
Tapar con film transparente y poner algo de peso encima, por ejemplo una caja de leche.
Dejar en la nevera unas 24 horas.
Retirar la mezcla de la sal y azúcar, pasar por el grifo para limpiar los restos y cortar con un cuchillo afilado en finas lonchas