Después de remojar las flores en agua (con unas gotas de vinagre, para que los insectos se desprendan mejor), lo único que hay que tener en cuenta antes de ponerse a rebozar, es retirar los sépalos (esas hojitas verdes que nacen bajo los pétalos amarillos) y los estambres, que en estas flores se encuentran soldados en una sola pieza, en el interior de los pétalos (En caso de ser flores hembra, retiraremos el pistilo). Este órgano sexual no lo retiramos por impúdico, que también, si no porque sabe amargo y está muy duro.
Después de estos sencillos pero necesarios pasos, sólo hay que dejarlas secar bien, impregnarlas en harina seca, y luego pasarlas por la tempura (Masa compuesta de harinas que se mezclan con agua muy fría) y freirlas en aceite muy caliente, retirandolas a medida que se vayan dorando.