Las cocochas suelen estar muy limpias pero siempre conviene cortarlas el exceso de pieles.
En una sartén amplia ponemos un buen chorro de aceite de oliva a calentar y freímos los dientes de ajo cortados en láminas y la guindilla en trozos. Cuando estén dorados los ajos, los retiramos junto a la guindilla.
Cuando se haya templado el aceite, añadimos las cocochas con la piel para arriba y movemos la cazuela para hacer el pil pil. De vez en cuando quitamos la sartén del fuego, ponemos en una tabla y seguimos moviendo en círculos la sartén hasta que se termine de montar la salsa.
El pil pil siempre sale si tenemos cuidado de que el aceite no coja mucha temperatura por eso moveremos la sartén fuera del fuego y volvemos a poner en el fuego. Es así de sencillo.
Notaremos cuando lo hemos conseguido porque al principio veremos como hilos de la gelatina que sueltan las cocochas y poco a poco veremos como se va haciendo mas espesa la salsa y el aceite pierde la transparencia. Salamos muy poco porque la salsa tendrá suficiente sabor.
Una vez listas ponemos las láminas de ajo y la guindilla que hemos reservado por encima. Y, si como a mí, con el sabor del ajo ya tenéis suficiente, servís sin el ajo.