En un bol coloca la harina y en el centro añade la margarina o mantequilla a trozos. Es mejor que esté un poco fría para que no se deshaga muy rápido. Con las yemas de los dedos, y de forma muy suave, mezcla un poco la margarina con la harina, pero sin amasar, te tienen que quedar muchos grumos.
Añade los huevos y con el dedo rompe las yemas y mézclalo de la misma manera que antes, solo con las yemas de los dedos. Por último, añade la sal, las especias y la leche y vuelve a remover todo.
Cuando lo hayas mezclado bien, haz una bola prensando bien la masa, cúbrela con papel transparente y métela en la nevera como mínimo media hora. Corta la cebolla y el bacon a tiras.
En una sartén, vierte un poco de aceite y añade la cebolla. Cuando ya esté un poco dorada añade el bacon y remuévelo. También tendrás que dejar que se dore, que será el momento en el que le añadirás los champiñones. Déjalos unos 3 o 4 minutillos y listar. Resérvalo.
Intenta que los ingredientes no estén muy muy hechos ya que luego los meterás un buen rato en el horno. En un bol añade la nata, el huevo, casi todo el queso rallado, una pizca de sal y pimienta y remueve todo para que se mezcle bien. También resérvalo.